La Comunitat Valenciana pierde fuelle comercial con EE. UU. por los nuevos aranceles
La imposición de tasas del 15 % a productos europeos amenaza con frenar en seco más de 280 millones en exportaciones valencianas
Las exportaciones de la Comunitat Valenciana a Estados Unidos podrían reducirse en torno a un 10 % a raíz del nuevo acuerdo arancelario impulsado por la administración Trump y pactado con la Unión Europea. Esta caída representa una pérdida potencial de hasta 285 millones de euros anuales para el tejido productivo valenciano.
Con unas ventas exteriores a EE. UU. que superaron los 2.850 millones de euros en 2024, el mercado estadounidense supone casi el 8 % del total exportador valenciano, siendo el tercer destino extracomunitario más relevante. Sin embargo, el impacto de los nuevos gravámenes amenaza con cambiar esa dinámica. Aunque el pacto evita subidas más agresivas —que inicialmente apuntaban a aranceles del 30 %—, el nuevo tipo del 15 % supone una barrera para productos clave del tejido empresarial valenciano, como el calzado, la maquinaria industrial, la alimentación o determinados bienes tecnológicos.
Sectores como el del calzado o la alimentación transformada se perfilan entre los más expuestos. En cambio, otros como la cerámica o los productos eléctricos pueden aguantar mejor el golpe gracias a su valor añadido y a la fidelidad de sus compradores en EE. UU. Aun así, desde las organizaciones empresariales ya se habla de repliegue de pedidos y revisión de contratos por parte de los importadores estadounidenses.
Según fuentes empresariales, los efectos de esta nueva política comercial no serán inmediatos, pero se dejarán sentir con fuerza en el segundo semestre del año, una vez agotados los stocks acumulados en los últimos meses por los compradores ante el anuncio de los aranceles.
En paralelo, el encarecimiento de productos valencianos en EE. UU. podría abrir la puerta a competidores de Asia o América Latina, lo que agrava la incertidumbre. Las cámaras de comercio, patronales y la Generalitat han coincidido en la necesidad de buscar mercados alternativos, fortalecer el consumo interno y pedir a Bruselas una política comercial más cohesionada frente a decisiones unilaterales como la de Washington.
A pesar del impacto, las instituciones confían en que el empresariado valenciano, con experiencia exportadora y capacidad de adaptación, pueda amortiguar parte del golpe. Eso sí, insisten en que hará falta un plan de choque específico si los efectos se consolidan.
La amenaza arancelaria ha reabierto también el debate sobre la necesidad de reducir la dependencia exterior y apostar por modelos de producción y consumo más sostenibles, reforzando las cadenas de valor locales y la diversificación internacional.