Pérez Llorca toma posesión como nuevo president de la Generalitat y anuncia una reestructuración del Consell
El hasta ahora síndic popular jura el cargo en Les Corts marcando el inicio de una nueva etapa política centrada en la reconstrucción y en un futuro diseño de gobierno con más carteras para ganar eficacia.
La Comunidad Valenciana ha abierto este martes un nuevo capítulo en su historia autonómica. Juan Francisco Pérez Llorca ha asumido oficialmente el cargo de President de la Generalitat tras jurar la Constitución y el Estatut d’Autonomia en una solemne sesión plenaria celebrada en Les Corts. Con este acto, se formaliza el relevo en la jefatura del Consell, poniendo fin a semanas de interinidad y otorgando a Pérez Llorca plenos poderes para liderar la acción de gobierno en lo que resta de legislatura.
En su primer discurso ya investido como Molt Honorable, el nuevo President ha querido marcar distancias con la gestión anterior, situando a las víctimas de la DANA y la recuperación económica en el centro de su hoja de ruta. Pérez Llorca, consciente de la magnitud del reto, ha esbozado las líneas maestras de su mandato, que comenzará de inmediato con la firma de los decretos de nombramiento de su nuevo gabinete.
La principal novedad que traerá su presidencia será un cambio drástico en la arquitectura del ejecutivo. Tal y como había avanzado, Pérez Llorca ejecutará una remodelación orgánica que contempla la ampliación del número de consellerias. El objetivo es descomponer las «macroáreas» de gestión actuales para evitar la saturación administrativa y dotar a cada departamento de una dirección más ágil y especializada. Según fuentes de su entorno, esta decisión busca «muscular» la Generalitat para afrontar con garantías los desafíos de 2026, priorizando la eficiencia por encima de la austeridad estructural.
Pérez Llorca inicia así su andadura al frente del Palau con la tarea urgente de recomponer la confianza ciudadana y reactivar la maquinaria administrativa, prometiendo un Consell «a pie de calle» y alejado de los despachos, en un claro intento de imprimir un sello personal y dinámico a la institución.
