El presidente valenciano dimite denunciando el abandono del Gobierno en la tragedia del 29-O
Tras un año de la riada que arrasó Valencia y dejó 229 muertos, el líder autonómico acusa al Ejecutivo central de negar ayudas, usar políticamente el desastre y “dejar solos” a los valencianos
El presidente de la Generalitat Valenciana ha anunciado este lunes su dimisión entre lágrimas y duras acusaciones al Gobierno de España, al que responsabilizó de haber “dejado solos” a los valencianos durante y después de la devastadora riada del 29 de octubre de 2024, una catástrofe que causó 229 víctimas mortales y arrasó buena parte de la provincia.
Durante una comparecencia de más de 18 minutos, el mandatario autonómico repasó el año transcurrido desde la tragedia y denunció lo que calificó de “abandono clamoroso” por parte del Ejecutivo central. “No recibimos ni una sola aportación a fondo perdido. Solo nos autorizaron a endeudarnos más”, lamentó, subrayando que la Generalitat afrontó sola la reconstrucción “más difícil de la historia moderna de la Comunidad Valenciana”.
El presidente reprochó además al Gobierno haber utilizado la tragedia “como arma política” y negó haber actuado con negligencia durante la emergencia. “Nos quisieron dejar solos por estrategia política”, aseguró, denunciando que la falta de coordinación y los errores de predicción de las agencias estatales agravaron la catástrofe.
También recordó que las obras del Barranco del Poyo, cuya ausencia fue clave en el desbordamiento mortal, habían sido presupuestadas por el Estado, pero “nunca ejecutadas”. “El Ejecutivo de España sigue negándose a hacerlas”, subrayó, visiblemente afectado.
En un discurso cargado de autocrítica pero también de reproches, reconoció errores personales y pidió perdón, aunque insistió en que “ninguno fue por mala fe”. Finalmente, anunció su renuncia para “dejar paso a un nuevo impulso” en la reconstrucción valenciana, pero advirtió: “Espero que la sociedad sepa distinguir entre un hombre que se equivocó y una mala persona”.
Su salida deja un vacío político en plena recuperación, y una sombra sobre la gestión del Gobierno central en la mayor tragedia natural de la historia reciente de España.
