Rebeca Torró ha sido nombrada nueva secretaria de Organización del PSOE, en sustitución de Santos Cerdán, actualmente en prisión preventiva por su implicación en una presunta trama de corrupción. Su ascenso supone el regreso del socialismo valenciano a un lugar destacado en la estructura federal del partido, aunque lo hace envuelto en controversia.

Durante su etapa como consellera de Política Territorial en el Gobierno de Ximo Puig, Torró adjudicó contratos de obra pública a Levantina de Ingeniería y Construcción SL, una de las empresas bajo investigación en el caso que ahora sacude al PSOE. Entre las adjudicaciones destacan tres proyectos relevantes: 1,1 millones de euros para una obra en la autovía CV-35 en San Antonio de Benagéber, 576.000 euros para el Puerto de Santa Pola y un contrato de 5,2 millones para un paso inferior en Benidorm. Aunque alguno de estos proyectos venía del mandato anterior, fue bajo la responsabilidad de Torró cuando se firmaron los contratos.

Estas vinculaciones contractuales con empresas salpicadas por tramas de corrupción plantean serias dudas sobre su idoneidad para liderar la Secretaría de Organización, especialmente en un momento en que el partido intenta recomponer su imagen tras el encarcelamiento de Cerdán.

Torró ha sido una figura ascendente dentro del PSPV, respaldada por Ximo Puig, con quien se alineó en 2018 al romper con su entonces mentor Jorge Rodríguez, expresidente de la Diputación de Valencia, detenido por un caso que después fue archivado. Aquella decisión provocó una fractura que Rodríguez nunca perdonó, y que facilitó que el PP se hiciera con la Diputación de Valencia.

Su llegada a la Secretaría de Organización se produce en el contexto más delicado para el PSOE en años: con la dirección federal golpeada por los casos de corrupción, y con la necesidad urgente de una reorganización interna creíble. Que Torró sea la encargada de liderar ese proceso genera inquietud tanto dentro como fuera del partido.